Por: Christian Alfredo Parra Gonzalez*
La educación en todo el mundo se vio gravemente afectada a causa del COVID-19. Los cierres de las escuelas durante los diferentes periodos de confinamiento pusieron en jaque los sistemas educativos que, sin mayor preparación, tuvieron que enfrentarse a una transición de lo presencial a lo virtual como única forma de permitir la continuidad escolar.
En el mejor de los casos, dicha transición logró la no interrupción de los calendarios académicos en varios niveles educativos, pero al mismo tiempo puso de manifiesto las debilidades de muchos países para proveer las condiciones de una educación virtual.
Colombia es sin duda uno de esos, pues las condiciones socioeconómicas de la población muestran que no todos los niños y jóvenes tienen la posibilidad de seguir sus clases virtuales, pues la falta de acceso a dispositivos tecnológicos y a internet es una constante en sectores desfavorecidos, la cual se acentúa si se trata de escenarios rurales.
Además de lo anterior, se suma otro grupo de problemas que aumentan la dificultad de la continuidad escolar, como el hecho de la falta de capacitación a los docentes en el uso de herramientas digitales, la dificultad que implica no contar con espacios adecuados para dar o tomar clases, o la ausencia de alimentación que era cubierta por los programas de alimentación escolar. Esta situación irregular que vive la educación en la actualidad tendrá graves consecuencias en términos de aprendizaje en los estudiantes, lo cual afectará de manera directa el país y el futuro de los niños y jóvenes. Por esta razón es de vital importancia pensar estrategias para retornar a la presencialidad y retomar la normalidad, en el marco de la prevención, protección y cuidado de todos los miembros de las escuelas.
Para esto, se propone revisar brevemente algunas publicaciones realizadas por tres organismos internacionales en educación: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la UNESCO, las cuales exponen algunas de las consecuencias de la irregularidad escolar propiciada por el covid-19 y cuáles son sus recomendaciones para que los países retomen paulatinamente la presencialidad y evitar el aumento de una previsible brecha educativa.
Por un lado, en cuanto a las consecuencias negativas, se ha demostrado cómo el ausentismo a clases puede representar una disminución significativa en el aprendizaje por razones previsibles, por ejemplo: según Sanz, Sainz & Capilla (2020) funcionarios de la OEI, muestran que en el caso de España un cierre de las escuelas equivalente al 10% del tiempo representaría una pérdida de 17,5 días de clase al año (esta relación puede establecerse en cada país según la cantidad total de días de clase anual). Esto implica, por supuesto, una falta del cubrimiento de parte de los programas curriculares que afectaría las transiciones a otros niveles de educación, sobre todo aquellos niveles inferiores donde los niños se forman en habilidades básicas necesarias para avanzar en el sistema escolar. Además de esto, “las pérdidas no se limitan únicamente a los aprendizajes en un año escolar puntual. Cuando los niños pierden acceso a la educación, pierden oportunidades futuras, incluidos los retornos económicos futuros” (Rieble & Viteri, 2020, p. 12).
Dichos retornos económicos futuros generalmente se manifiestan en la disminución de salarios cuando se ingresa al escenario laboral, tal y como lo ejemplifican Sanz, Sainz & Capilla (2020) al citar una publicación realizada por la Norwegian School of Economics. Allí se analizaron los impactos del cierre de 88 días de algunas escuelas en Argentina en los años 80, y concluyeron que cuando esa generación de jóvenes que vivió el cierre llegó a la edad de entre 30 y 40 años, tuvo una disminución del 2,99% de los salarios. En general, “la crisis del aprendizaje amplía la desigualdad: perjudica gravemente a los jóvenes desfavorecidos, que son los que más necesitan el impulso que una buena educación puede proporcionar” (BM, 2018, p. 6)
Se puede añadir que hay otras dimensiones en las que los cierres de las escuelas traerán graves consecuencias: la dificultad de muchos niños y jóvenes de acceder a la educación virtual podría acrecentar las tasas de deserción escolar, se pueden causar problemas emocionales y psicológicos pues se calcula que “el 51,2% de niñas, niños y adolescentes que viven en zonas urbanas en América Latina reside en hogares con algún tipo de precariedad habitacional (…) y las escuelas son un lugar fundamental para el apoyo emocional.” (CEPAL-UNESCO, 2020, p. 13). No sobra decir que también se puede sufrir de déficits en la alimentación pues muchos estudiantes dependen de los programas de alimentación escolar.
Por otro lado, así como han indagado en las consecuencias, los organismos internacionales en educación también han aportado algunas recomendaciones para que los países puedan reflexionar sobre el retorno paulatino a la presencialidad, en el marco del reconocimiento de las muchas dificultades que enfrentan las diversas realidades de los países, y teniendo como preocupación central la salud de todos los integrantes de las escuelas.
Desde el Instituto Internacional de la UNESCO para la Planificación de la Educación (IIPE), su directora, Suzanne Grant Lewis (2020) definió tres aspectos sobre los cuales se debe trabajar para la reapertura gradual de las escuelas: protección física y condiciones de higiene satisfactorias, disponibilidad y capacitación del personal escolar y una sólida capacidad administrativa para adoptar los cambios que se requieran en términos de infraestructura y estrategias pedagógicas. En esa vía, desde la UNESCO (2020) se construyó un documento llamado “marco para la reapertura de escuelas” donde señalan puntualmente sus recomendaciones en tres dimensiones: en la primera titulada “operaciones escolares seguras” sugieren generar un diálogo con toda la comunidad escolar para informarse de las medidas a adoptar y capacitar al personal para funcionar adecuadamente en espacios seguros, aumentar la infraestructura para el lavado de manos, de sanitarios y espacios para higiene general; promover el distanciamiento y aumentar el personal escolar según sea necesario y crear espacios para separar a personas enfermas sin crear estigmas.
La segunda dimensión enfocada en el aprendizaje, sugieren capacitar a los docentes para identificar necesidades psicosociales, implementar programas de recuperación para mitigar la pérdida de aprendizaje, y crear modelos de educación acelerada para reintegrar aquellos estudiantes que desertaron durante la pandemia. En la tercera dimensión, sobre bienestar y protección, se sugiere crear estrategias de apoyo psicosocial y estudiar los riesgos del personal escolar para generar un retorno escalonado hasta que se brinden condiciones totales de protección. Por su parte Bos, Minoja y Dalaison (2020) representantes del Banco Interamericano de Desarrollo, publicaron un documento con sus estrategias de reapertura en las escuelas durante el covid-19, enfocado en cuatro aspectos sanitarios:
Primero, asegurar el distanciamiento social, lo cual requiere de una apertura gradual de las escuelas por nivel educativo o área geográfica. Segundo, mantener las escuelas limpias y desinfectadas, lo cual implica un aumento del personal de limpieza, una dotación de kits de desinfección en todas las áreas de las instituciones educativas, garantizar la circulación de aire manteniendo puertas y ventanas abiertas y establecer un protocolo en caso de que se detecte un caso positivo. Tercero, asegurar que alumnos y docentes se mantengan saludables, promoviendo rutinas de lavado de manos, aislamiento si se sospecha de estar infectado, establecer medidas de flexibilidad por inasistencia o licencias de enfermedad a profesores y fomentar uso obligatorio de tapabocas. Cuarto, asegurar acceso a sitios de lavado de manos, lo cual implica el desarrollo de una infraestructura que permita realizar de manera frecuente y masiva esta actividad. En este aspecto se propone la instalación de lavamanos cerca de los baños, en los salones de clase o contar con lavábamos móviles.
Todas las anteriores recomendaciones invitan a los países a retornar a las clases presenciales y evitar las consecuencias negativas que se mencionaron anteriormente, pues los costos en términos de aprendizaje pueden ser enormes. No obstante, “es necesario sopesar con cuidado esos beneficios frente a los riesgos y requerimientos en materia de salud, con miras a mitigar las cifras de mortalidad de la pandemia, pues (…) el cierre de las escuelas puede prevenir hasta 15% de las infecciones”. (OCDE, 2020, p. 2). Retornar a la presencialidad, a pesar de todas las recomendaciones, requiere de un compromiso firme de los gobiernos para proveer lo necesario a las escuelas para garantizar un correcto funcionamiento educativo y una protección a todos los integrantes de las instituciones educativas, en el marco de condiciones dignas.
* Licenciado en Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica Nacional; Especialista en Gerencia Educativa, Universidad de la Sabana; Especialista en Management, Montpellier Business School y Estudiante de Maestría en Población y Desarrollo, Universidad de París, Francia.
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Bibliografía
Banco Mundial BM. (2018). Informe sobre el desarrollo mundial. Aprender para hacer realidad la promesa de la educación. Grupo Banco Mundial. http://iin.oea.org/pdf-iin/RH/2018/5BANCO%20MUNDIAL%20APRENDER%20MEJOR.pdf
Bos, M., Minoja, L., Dalaison, W. (2020). Estrategias de reapertura de escuelas durante la pandemia. Banco Interamericano de Desarrollo. https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Estrategias-de-reapertura-de-escuelas-durante-COVID-19.pdf
CEPAL-UNESCO. (2020). La educación en tiempos de la pandemia de Covid-19. Informe covid-19 cepal-unesco. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45904/1/S2000510_es.pdf
Lewis, S. (2020). El regreso a la escuela: preparar y gestionar la reapertura de los centros escolares. IIPE UNESCO. https://es.unesco.org/news/regreso-escuela-preparar-y-gestionar-reapertura-centros-escolares
OCDE. (2020). El impacto del COVID-19 en la educación – Información del Panorama de la Educación (Education at a Glance) 2020. https://www.oecd.org/centrodemexico/medios/EAG2020_COVID%20Brochure%20ES.pdf
Rieble, S., Viteri, A. (2020). Hablemos de política educativa América Latina y el Caribe. Educación más allá del covid-19. Banco Interamericano de Desarrollo, División de educación – Sector social. https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Hablemos-de-politica-educativa-en-America-Latina-y-el-Caribe-1-Educacion-mas-alla-del-COVID-19.pdf
Sanz, Sainz & Capilla (2020). Efectos de la crisis del coronavirus en educación. Organización de Estados Iberoamericanos. https://www.flacsi.net/wp-content/uploads/2020/04/EFECTOS-DE-LA-CRISIS-DEL-CORONAVIRUS-EN-EDUCACIÓN.pdf
UNESCO. (2020). Marco para la reapertura de las escuelas. Unesco, BM, Unicef & PMA. https://es.unesco.org/sites/default/files/marco_reapertura_escuelas_es.pdf
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