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LA SOMBRA DE LA TRAGEDIA DETRÁS DE LA PANDEMIA

Foto del escritor: The PlusThe Plus

Por: María Fernanda Cortázar *


Este es un mes especial en donde conmemoramos a la mujer y a su constante lucha por la igualdad, el reconocimiento y el ejercicio seguro de sus derechos; también se cumple un año desde que se declaró la emergencia sanitaria por COVID-19 en Colombia, una situación que ha permitido evidenciar e incluso ha logrado incrementar las cifras de otra tragedia por la cual hemos luchado durante años y no se le ha dado la importancia necesaria: la violencia contra la mujer.


En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, reconoció el derecho que tiene la mujer, como cualquier ser vivo, a vivir libre de violencia. América Latina y el Caribe se han caracterizado a lo largo de los años por el aumento anual en todos los indicadores de violencia contra la mujer, esto se da en parte como consecuencia de una cultura patriarcal, la cual ha sido protagonista de las costumbres y del día a día en los países Latinoamericanos, y que ha sido la causa del recrudecimiento de la violencia contra la mujer, especialmente durante la pandemia.


Con el fin de mitigar la propagación y disminuir los casos del Covid-19, los gobiernos tomaron la decisión de poner diferentes medidas como la cuarentena, el aislamiento social y las restricciones de movilidad; esto ha generado un aumento en los casos de violencia contra mujeres y niñas en sus hogares, ya que se encuentran encerradas con sus abusadores con pocas posibilidades de salir, acceder a los servicios de apoyo del mismo gobierno o de fundaciones y en general de entrar en contacto con otros y buscar ayuda.

En encuestas hechas por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud en dónde se le pregunta a las mujeres qué situaciones desencadena la violencia física o sexual de sus compañeros, entre las principales respuestas se encuentran: No hubo razón alguna, problemas de dinero, problemas con el trabajo, el desempleo y cuando no hay comida en casa.


Estos casos que terminan siendo un motivo de violencia en los hogares, hoy son consecuencias generalizadas de la pandemia especialmente en los países menos desarrollados como los latinoamericanos. Es así como la pandemia, además de tener graves impactos económicos, también llega a generar una sensación de pérdida de poder en los agresores, lo cual termina siendo un factor determinante en el aumento y severidad de la violencia contra la mujer, relacionado directamente con la cultura patriarcal que reina en la región.


Los casos en donde podemos evidenciar en mayor medida el impacto que ha tenido el Covid-19 en los casos de violencia contra la mujer son los siguientes:

Las consecuencias económicas como la pérdida de ingresos o trabajo genera una dependencia económica de las víctimas hacia los agresores, así mismo, la falta de recursos para cubrir las necesidades básicas de cada hogar han llegado a elevar la cantidad de matrimonios forzados y explotación sexual. Esto es una señal de que a mediano y/o largo plazo la gravedad y frecuencia del abuso físico, sexual, económico y emocional podría aumentar.

Aunque al día de hoy es muy pronto tener cifras o conclusiones exactas, algunos estudios han determinado que:

En la medida que el tiempo en línea y la exposición virtual de las mujeres, niñas y adolescentes en general aumenta (cuando se tiene acceso a Internet) por la vía del teletrabajo, la teleducación o el tele activismo (además de los espacios de ocio en línea), hay indicios de que se está intensificando la ciberviolencia y el ciberacoso en los espacios virtuales como las redes sociales, salas de chat, servicio de teleconferencias y juego en línea. (ONU Mujeres, 2020)


Muchos dicen que en lo que vamos de pandemia las denuncias de violencia contra la mujer han disminuido, sin embargo esto no quiere decir que realmente los casos sean menos. El hecho de que las mujeres estén encerradas con sus agresores disminuye las posibilidades que tienen para ponerse en contacto con las líneas de apoyo y cualquier otro servicio de asistencia. Por otro lado, la suspensión de algunos servicios o líneas de atención han aumentado la idea de que hay impunidad para los agresores, lo que llega a generar mayor confianza en los abusadores a la hora de actuar. Esto significa que realmente los casos no se han reducido, sino por el contrario, quiere decir que las posibilidades de reporte y asistencia han disminuido y a su vez que la violencia se ha vuelto peor.

Y a pesar de que en los últimos años los servicios, tanto de organizaciones de la sociedad civil como del Estado, que tienen como fin la protección y apoyo a las mujeres víctimas de violencia han aumentado, estas medidas de prevención contra el virus se han convertido en una de las principales barreras para acceder a ellas; la dificultad de acceso a estos servicios es en gran parte un efecto de las restricciones de la movilidad y el aislamiento social, y también del hecho de que las instituciones de salud, la policía y demás instituciones que deberían a hacer frente a esta problemática, han estado enfocados afrontar la pandemia, dejando de lado otras problemáticas como lo es en este caso la violencia contra la mujer.


Esto nos demuestra que nos enfrentamos a una tragedia que día a día crece más y que se esconde entre las secuelas que deja el COVID-19, por esto es necesario un esfuerzo general para poder detenerla. Teniendo en cuenta que los servicios de salud y algunas instituciones del Estado están sobrecargadas y no tienen la capacidad para hacer frente a esto, es indispensable que los gobiernos den más apoyo a las organizaciones de la sociedad civil que se enfrentan a grandes retos en el proceso de adaptación de sus servicios frente a las nuevas realidades, y que a pesar de esto actualmente trabajan sin muchos recursos adicionales.


*Politóloga e internacionalista con experiencia en mercadeo en el sector TI, investigación y análisis de los impactos de la industria de hidrocarburos en Colombia.

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Referencias

  • ONU Mujeres. (2020, 04 23). Prevención de la violencia contra las mujeres frente a Covid -19 en América Latina y El Caribe. Prevención de la violencia contra las mujeres frente a Covid -19 en América Latina y El Caribe. https://www2.unwomen.org/-/media/field%20office%20americas/documentos/publicaciones/2020/05/es_prevencion%20de%20violencia%20contra%20las%20mujeresbrief%20espanol.pdf?la=es&vs=3033)%20y%20(https://oig.cepal.org/es/indicadores/feminicidio

  • ONU Mujeres. (2020, 11 5). El impacto de la pandemia por COVID 19 en la violencia contra las mujeres. El impacto de la pandemia por COVID 19 en la violencia contra las mujeres. https://lac.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2020/11/impacto-de-la-pandemia-covid-en-violencia-contra-las-mujeres

  • Organización Panamericana de la Salud & Organización Mundial de la Salud. (2012). Violencia contra las mujeres en América Latina y El Caribe Análisis comparativo de datos poblacionales de 12 países. Violencia contra las mujeres. https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&view=download&category_slug=violencia-5197&alias=24353-violencia-contra-mujeres-america-latina-caribe-analisis-comparativo-datos-poblacionales-12-paises-353&Itemid=270&lang=en

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