Por: Laura Cancino*
Comenzaré este artículo con un statement que quizás suene descabellado para muchas personas y hasta contradictorio; la moda hace parte y ha sido parte de la emancipación de la mujer. Comúnmente etiquetada como superficial y banal, la ropa según muchas personas solo cumple una única función; la de proteger el cuerpo humano del frio y de los peligros del contacto directo de la piel con otras superficies, sin embargo estas personas ignoran lo que ha significado para las mujeres el poder usar un par de pantalones o incluso toda la red de comunicación no verbal que las prendas de vestir pueden transmitir.
La historia de la moda relacionada con la emancipación femenina podría relatarse desde la antigüedad; sin embargo, la década de 1920 marcó un hito en la historia de la emancipación femenina. En ese momento la mundialmente conocida diseñadora Coco Chanel se inspiró en la moda masculina que vestían los hombres de la Riviera Francesa para la creación de sus famosos “yachting pants” (evidentemente pensados para el uso femenino) Chanel "utilizó los cortes rectos y anchos de los pantalones de los marineros para sus “yachtingpants” e introdujo accesorios como corbatas para mujeres. Chanel tuvo éxito en lo que muchos diseñadores habían fracasado antes: liberar a las amplias masas de mujeres de las estrictas reglas de moda patriarcal."[1]
Cabe mencionar que antes de los célebres pantalones de Chanel, el uso del pantalón en la mujer se encontraba relativamente aceptado debido a la primera guerra mundial, no obstante, esta aprobación social fue una consecuencia de la guerra misma y no fue el resultado de una victoria para la igualdad de género. La primera guerra mundial desplazó a los hombres de las fábricas al campo de batalla; en consecuencia, las mujeres entraron a remplazarlos en el sector productivo y con ello se introdujo el uso del pantalón. Como se mencionó, este uso no supuso algún elemento relacionado con la lucha feminista, fue más bien un fenómeno momentáneo configurado por la inminente guerra.
Pero… ¿Qué tienen de especial un par de pantalones? Y más aún, ¿Cómo se relacionan con el feminismo y la lucha por la igualdad de género? Solamente debemos pensar en que gran cantidad de la ropa que fue diseñada para las mujeres desde la Edad Media o incluso desde tiempos anteriores fue impuesta. Claramente no es una crítica a la ropa en sí misma, seguramente muchas mujeres usaron gustosamente corsés, faldas o zapatos de tacón alto y aún hoy en día todavía lo hacen. El problema radica precisamente en la imposición y con ello la aprobación del uso de ciertos tipos de prendas y accesorios, comúnmente para satisfacer el gusto masculino y/o encasillar a todas las mujeres en una visión preconcebida de lo que significa la feminidad.
Aunque los pantalones diseñados por Coco Chanel fueron un éxito y trascendieron la historia, incluso hasta la década de 1970 los protocolos de vestimenta de los hoteles de lujo internacionales prohibían los pantalones usados por las mujeres. No ha sido una lucha fácil; el movimiento de los pantalones de las mujeres está vinculado con el movimiento de los derechos de las mujeres en el sentido de que el mero hecho de usar pantalones transmite visualmente el mensaje de que la mujer es igual al hombre y que, por lo tanto, tiene el poder de decidir con qué y cómo cubre su cuerpo.
Este mensaje visual que trae consigo un elemento de emancipación femenina se ha transformado recientemente en un simbolismo relacionado con los mensajes políticos que las mujeres desean transmitir. Ahora no sólo con pantalones sino con otros tipos de manifestaciones de la moda. Como lo estableció el filósofo y semiólogo francés Roland Barthes la moda es finalmente un “lenguaje de signos”. “El alcance de una prenda no está en función de su propia materialidad, es decir, la forma, la línea, la textura, la superficie, la tonalidad, el colorido, etcétera; sino en el poder de transmitir una serie de signos que le permite a la gente abrigar una emoción u orientar una cierta actitud en relación directa con su apariencia.”[2]
Un poco más reciente, otro ejemplo que podemos traer a colación respecto de la participación de la moda en la lucha por la igualdad lo encontramos en el discurso del Estado de la Unión de 2019, donde la mayoría de las mujeres miembros del Congreso de los Estados Unidos pertenecientes al Partido Demócrata estaban vestidas de blanco como una muestra de apoyo al derecho al voto femenino y a su participación en la vida política de los Estados Unidos. El mensaje fue aún más contundente considerando la falta de interés del entonces presidente Trump en estos temas y lo más increíble, fue transmitido sin necesidad de pronunciar una sola palabra.
De la misma manera, El 7 de noviembre de 2020, Kamala Harris en Wilmington, en su discurso de aceptación como la primera Vicepresidenta mujer de los Estados Unidos también estaba vestida de blanco. Otro mensaje bastante claro; fue una muestra de apoyo a las mujeres sufragistas, a los derechos de las mujeres y aún más, mostró que las mujeres pueden aspirar a altos cargos en el mundo de la política, un mundo que ha sido dominado por los hombres desde la antigüedad en nuestra sociedad occidental.
Al igual que los pantalones usados por las mujeres en su época hasta el uso del blanco, existen aún más códigos de vestimenta que expresan diferentes mensajes en pro de los derechos de la mujer y la emancipación femenina. Un último ejemplo: el uso del negro por actrices y celebridades en la ceremonia de los Oscar en 2018 como apoyo y visibilidad del movimiento "me too", que denuncia las agresiones sexuales sufridas por las mujeres en todo el mundo y que explotó particularmente en la industria cinematográfica cuando salieron a esfera pública los múltiples casos de abuso sexual cometidos por el productor cinematográfico Harvey Weinstein.
De esta forma, la moda, tal como aseveró José Ortega y Gasset, no es “un hecho frívolo, sino un fenómeno de gran trascendencia histórica, obediente a causas profundas”[3]. Esta se ha transformado (si no es que en realidad siempre lo ha sido) en una fuerza movilizadora de ideas, costumbres y realidades en el largo curso de la historia humana, por lo tanto, no es sorprendente que el feminismo encuentre en la moda a otro aliado en su lucha por la equidad de género y la realización de los derechos de las mujeres en un mundo occidental concebido originalmente por y para la libertad de los hombres.
*Abogada en proceso de grado de la Universidad Libre, máster en derecho contencioso internacional y candidata a máster en Jurilinguismo de la Universidad de Poitiers.
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Bibliografía
[1] https://www.sister-mag.com/en/magazine/sistermag-no-57-may-2020/a-little-history-of-womens-trousers/ [2] Pérez Ruiz, Abel. (2011). Moda y trabajo: la expresión sociocultural de un "saber hacer". Nueva antropología, 24(75), 43-70. Recuperado en 19 de marzo de 2021, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-06362011000200004&lng=es&tlng=es.http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-06362011000200004 [3] Martín-Cabello, Antonio (2016). EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL SISTEMA DE LA MODA: UNA REVISIÓN TEÓRICA. Athenea Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social, 16(1),265-289.[fecha de Consulta 19 de Marzo de 2021]. ISSN: 1578-8946. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=53744426012 Pp 267.
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