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DIVERSIDAD Y REFORMA POLICIAL: UNA CUESTIÓN DE DIGNIDAD Y VIDA

Foto del escritor: The PlusThe Plus

Por: Jose Luis Martínez Montenegro*


Cuando Blancanieves pasaba por el CAI, una manzana podrida la mató”

Tatiana Asprilla. Cuento ganador del concurso ‘Bogotá en 100 palabras’


La misión de la Policía Nacional de Colombia (PNC) que está consagrada en el art. 218 de la Constitución Política de Colombia, expone que este órgano tiene como finalidad el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz’. No obstante, en los últimos años de agonismo social y político en las ciudades y en las zonas rurales hemos sido conocedores, gracias a las redes sociales y la denuncia ciudadana, de los casos en los cuales ha sido la misma institucionalidad la responsable de romper el pacto social con la ciudadanía.


Así las cosas, es evidente que persisten los prejuicios sustentados en la estructura colonial donde el uso de la violencia física letal es representación de las prácticas racistas heredadas por los estados modernos (Castaño, 2020). Además, plantea la influencia y refuerzo en estas instituciones de imaginarios culturales que no logran desaprender sobre los inmigrantes, la población LGBTI, las personas en condición de pobreza y las mujeres, y que son el reflejo del machismo, la aporofobia, la xenofobia y la homofobia de quienes conforman el personal de los promotores y la autoridad de la convivencia ciudadana y la seguridad, irónicamente.


Mientras no exista una verdadera conciencia dentro las filas de la fuerza pública y la complementación con una formación ética y en derechos humanos donde se puedan adquirir las herramientas para convivir en medio de la multiculturalidad y las diferentes expresiones de cuerpos y sentidos que conforman a un país como Colombia, día a día se seguirán reportando casos de uso excesivo de la fuerza como el de Anderson Arboleda, un joven afro de 24 años que murió tras una golpiza policial en Puerto Tejada, Cauca.

¿Cómo soñaría un niño o niña afro pertenecer a una institución que es capaz de asesinar brutalmente a una persona de su misma ascendencia? No es suficiente tampoco, con que en el año 2006 se haya ascendido al primer General afrodescendiente de la PNC a pesar de ser un hito histórico reciente. Lo único que puede visibilizarse es la marcada diferencia entre ostentar las armas para ejercer poder, y la vulnerabilidad del ciudadano frente a la tiranía del policía por su condición etnoracial, sexual o religiosa.


Pero eso no es todo. Según Ilex-Acción Jurídica en su informe acerca de ‘Abuso Policial y Discriminación Racial hacia Afrodescendientes’ determinaron que una persona con tonalidad de piel oscura tiene 2.67 más probabilidades de tener interacción con un policía, y a su vez 2.57 mayo probabilidades de ser detenida, multada o requisada. Adicionalmente, una persona afro tiene 14 veces más posibilidades de ser multada que una persona blanca/mestiza. Y aunque el porcentaje de población afro en el estudio solamente significó el 12,5%, se mostró que les fueron impuestas el 60% de las multas. ¿Cuál es el sentido y la lógica? Esta actuación tiene su sustento en la jerarquización sociopolítica que carece de justificación, y se presenta, por el contrario, dado el sostenimiento de una diversidad de mitos en torno a las diferencias entre blancos y negros (Harari, 2014).


En sintonía con lo anterior, el mismo estudio que los hombres afro son víctimas de violencia verbal y física, y las mujeres afro víctimas de diferentes formas de acoso sexual en requisas y detenciones. También, que la PNC no realiza los procedimientos policiales mínimos que garantizan la protección de sus derechos y libertades personales, e incluso los agentes y oficiales les perfilan a priori como consumidores de drogas o expendedores de sustancias psicoactivas. Así mismo, otro informe entregado por Temblores ONG, denominado ‘Bolillo, dios y patria’ encontró que la población afrodescendiente experimenta un mayor grado de vulnerabilidad frente a la autoridad policial, encontrando la atroz conclusión que son la población más asesinada por la PNC entre 2017 y 2019.


Todo este contexto, nos permite asegurarnos de la extrema necesidad de la profesionalización en la policía, pero además de reformar sus estructuras y recuperar los fundamentos y principios misionales. No basta solamente con abrir las puertas de la institución a diversos perfiles que representen la diversidad etnoracial, y que puedan llevar a cada rincón del territorio su autoridad para resolver conflictos enmarcados en el conocimiento de las realidades y contextos socioculturales de un país con extensa riqueza cultural.

De igual manera, deben paralelamente removerse las bases de la impunidad ante el crimen de Estado contra el ciudadano dignificando su posición como constituyente primario. Asimismo, reformar esta fuerza y sus procedimientos para evitar más agravios, muertes y atropellos en nombre del orden y la ley a través del uso indiscriminado de las armas.

Por tal motivo, es de vital importancia continuar apoyando los esfuerzos que diversos frentes políticos y movimientos sociales que ayuden a lograr este cometido, aunque sus fuerzas aún sean débiles frente al gobierno actual. En oposición, la PNC debería preocuparse por crear estrategias que le permitan recuperar la confianza con la ciudadanía. De otra manera, seguirán ampliándose las brechas y consolidándose en la sociedad sentimientos de odio y resentimiento que podrían debilitar las oportunidades para construir una sociedad más igualitaria y en paz. Sin embargo, el panorama puede no ser alentador.


Como lo menciona el profesor Alejo Vargas (2020) “habrá algunas decisiones “cosméticas” y lo demás se dejará para la próxima crisis que se presente. No es una actitud pesimista, más bien corresponde a un realismo que desafortunadamente será lo que predominará”.


*Estudiante de décimo semestre de Economía de la Universidad Nacional de Colombia, y coordinador y editor de la Revista de Estudiantes de Economía 'Intercambio'.


Para conocer más sobre Jose Luis, aquí su perfil de LinkedIn.



Referencias


Anderson Arboleda: la muerte de un joven negro tras una presunta golpiza policial que desató un debate sobre el racismo en Colombia. (2020, 4 junio). BBC News Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com

Constitución Política de Colombia [Const]. Art. 218. 7 de julio de 1991 (Colombia).

Harari, Y. (2014). No hay justicia en la historia. En De animales a dioses (pp. 153-181). Bogotá, Colombia: Penguin Random House.

Ilex-Acción Jurídica. (2020). Abuso policial y discriminación racial hacia afrodescendientes: estudio de caso en las localidades de Usme y Kennedy en Bogotá D.C. Recuperado de https://www.ilexaccionjuridica.org/wp-content/uploads/2020/06/Abuso-Policial-Final-web.pdf

Racismo y COVID-19 en Colombia: las vidas negras importan. (2020, 4 junio). Fundación Paz y Reconciliación. Recuperado de https://pares.com.co

Reforma policial: urgente y estructural, pero poco probable. (2020, 18 septiembre). UN Periódico. Recuperado de https://unperiodico.unal.edu.co

Temblores ONG. (2020). Bolillo, Dios y Patria. Recuperado de https://www.temblores.org/bolillo-dios-y-patria


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